Bajo las aguas cristalinas se despliega un universo de peces multicolores, estrellas marinas y arrecifes que parecen pintados a mano. El snorkel permite asomarse a esta riqueza invisible para el ojo cotidiano.

El kayak, en cambio, ofrece la oportunidad de deslizarse en silencio por el “Acuario del Mundo”, de abundantes manglares y costas solitarias, donde el visitante se convierte en parte del paisaje, rodeado de aves y sonidos del mar.